jueves, 15 de febrero de 2007

Enron

HISTORIA DE ENRON.

Enron nació cuando dos operadoras de gasoductos -Houston Natural Gas y Internorth-decidieron fusionarse bajo la dirección de Kenneth Lay. Si bien era un negocio rentable y con buenas perspectivas de crecimiento (el gas natural se ha vuelto el combustible más popular para aplicaciones industriales y generación de electricidad), no era nada espectacular.

Pero Enron surgió en medio del gran movimiento hacia la desregulación de la industria energética, que antes se caracterizaba por ser una colección de monopolios locales que operaban con precios regulados. Pero al igual que en otros mercados, como el agropecuario, pronto se demandaron productos derivados para administrar el riesgo, como contratos para compra a venta a futuro.

El éxito inicial llevó a que la empresa entrara a la intermediación en toda clase de mercados, desde transmisión de datos hasta la venta de publicidad en televisión, pasando por acero, electricidad y muchos otros.

De alguna forma, se creo la imagen de una empresa líder de la Nueva Economía Virtual, pero a diferencia de las punto com, con activos y ganancias. Para dar una idea de su crecimiento, entre 1996 y el 2000, sus ventas pasaron de US$ 13 mil millones a US$ 100 mil millones en el 2000, aunque su utilidad neta subió de forma menos espectacular: de US$ 584 millones a US$ 1,296 millones.

El precio de sus acciones tuvo un alza incluso más espectacular, ya que en los diez años al cierre del 2000, generó un retorno total de 1,415% comparado con el 383% registrado para el índice S&P 500.

Ahora sabemos que buena parte de ese crecimiento fue financiado con deuda y el creciente apalancamiento fue escondido en parte a través de las empresas satélite, que también fueron usadas para reducir la carga fiscal y esconder pérdidas.

Si bien el precio de la acción empezó a bajar desde fines del 2000 - en buena medida por la baja en los precios de varios productos energéticos y la caída general en las valuaciones del mercado los problemas de la empresa se volvieron preocupantes cuando en agosto del 2001 renunció su director general, Jeffrey Skilling tras sólo seis meses en el cargo.

Este evento causó sospechas, aunque éstas sólo empezaron a confirmarse cuando la empresa reportó una fuerte pérdida correspondiente al tercer trimestre del 2001 en octubre y anunció que tendría que reducir su capital por US$ 1.2 mil millones. Lo anterior debido a transacciones con empresas satélites controladas por el director de finanzas. Poco después la SEC inició una investigación oficial.

El debacle llegó rápido. La posición de Enron como un intermediario requería que los compradores y vendedores tuvieran absoluta confianza en su solidez financiera. Cuando ésta se evaporó, nadie quería tratar con la empresa y los acreedores empezaron a exigir pagos anticipados. Su solvencia colapsó en cuestión de días y un intento desesperado por fusionarse con un rival más sólido, Dynergy, no se concretó. A finales de noviembre Enron se declaró en bancarrota y despidió a la mayoría de los empleados.

Pronto surgieron las revelaciones más sorprendentes. Su auditor, Arthur Andersen, admitió que cometió errores de juicio y empezaron a salir los detalles sobre las irregularidades relacionadas a las empresas satélite. Arrancaron las investigaciones del Congreso estadounidense y trascendieron los esfuerzos por parte de Enron y Andersen para encubrir las fechorías mediante la desaparición de documentos.




El daño financiero ha sido extenso. Grandes grupos financieros como Citigroup y JP Morgan Chase han tenido que reconocer fuertes pérdidas en sus préstamos a Enron. Asimismo, muchos fondos de inversión y de pensiones que invirtieron en la empresa enfrentaron pérdidas millonarias. Sólo el fondo de pensiones del Consejo Estatal de Administración de Florida perdió US$ 335 millones en el debacle.

Por si fuera poco, el escándalo tomó tintes políticos por las relaciones entre Enron y la administración de George Bush, ya que el presidente y algunos de sus colaboradores habían recibido fondos de Enron para sus campañas electorales. También se reveló que la empresa - que tuvo un papel destacado en la formulación de la política energética de la administración actual - contactó a miembros del gabinete en un intento de último minuto para obtener ayuda del gobierno

Además hay una dimensión social, ya que resulta que buena parte de los activos del plan de pensiones de la firma estaba conformado por sus propias acciones, que por restricciones no podían ser vendidas. Así, los empleados no sólo perdieron su trabajo, sino también buena parte de su patrimonio.

Banco de inversión

Esta empresa, a la que ningún organismo público norteamericano controló, se inició en la producción y distribución de energía y, aunque conservó algunos activos en ese negocio, se concentró en la compraventa de energía, convirtiéndose en un banco de inversión con operaciones de corretaje internacionales. Es decir que se dedicó a la más cruda especulación financiera no productiva. En los papeles que presentaba a la Comisión de Valores y Cambio de USA, Enron se clasificaba como una empresa de “corretaje de valores e intermediación”.

La megaempresa confundía a sus inversionistas, pequeños y medianos ahorristas, sosteniendo que era una “poderosa petrolera clásica” pero en la realidad se transformó en un banco de inversión especulativo como Goldman Sachs y Merrill Lynch. Es evidente que comenzó a vaciar los fondos mientras ocultaba su próxima quiebra intentando la formación de una revendedora nacional de electricidad a través de su filial New Power Company.

Lo que estaba buscando con ese proyecto eran nuevos fondos del Estado para llevarse más dinero de los contribuyentes norteamericanos. Pocas semanas antes de su quiebra, incluso, convencieron a sus empleados a adquirir acciones simulando que tenían las finanzas en buen estado.

COMO FUE EL FRAUDE

La empresa citó deudas de 13.100 millones de dólares de su subsidiaria y 18.100 millones de sus afiliadas. A ello se añaden unos 20 millones que parecen no haber sido asentados en los libros contables. La Enron cuando comenzó con sus signos de debilidad realizó una enorme campaña publicitaria y mediante un ardid logró vender 1000 millones de dólares de sus propias acciones, pertenecientes a una empresa prácticamente vaciada y quebrada.

La empresa que auditaba a la Enron, reconoció ahora la desaparición de numerosos documentos relacionados con la investigación. Además, el Servicio de Rentas Internas comenzó a investigar a la megaempresa por una millonaria evasión impositiva en los últimos cinco años utilizando más de 800 paraísos fiscales. Las acciones de la Enron que llegaron a cotizar a 90 dólares cada una, ahora han bajado al valor de un dólar. Es indudable que los norteamericanos tendrían que comenzar con los “cacerolazos”.






Los principios

Para entender por qué este caso es importante, es necesario entender dos principios básicos que sustentan la relación entre los inversionistas y las entidades que venden instrumentos financieros para financiar sus operaciones.

Enron opera en 40 países, incluidos varios de América Latina.

La gigantesca empresa energética Enron, con sede en Estados Unidos, va a despedir a miles de empleados luego de haber anunciado su quiebra.

La compañía, que acumula deudas de más de US$30.000 millones, pidió a una corte de Nueva York las ayudas que se inscriben en el llamado Capítulo 11 de las leyes que regulan las quiebras en Estados Unidos.

Esta medida permitirá a Enron continuar sus operaciones mientras los creditores intentan reorganizar sus finanzas.

Enron, que opera en 40 países - varios de ellos latinoamericanos- y emplea a 21.000 personas, esperaba recibir una inyección salvadora del grupo rival Dynegy Inc.

Dynegy, sin embargo, abandonó el plan de rescate cuando las tres principales agencias de clasificación crediticia decidieron bajar los bonos de Enron al nivel de "basura", argumentando que tendría muy serias dificultades para pagar sus deudas.

La crisis de Enron representa un rápido cambio de fortuna para una empresa que el año pasado anunció que había tenido ganancias por más de US$1.000 millones y que recientemente ocupaba el lugar número siete en la lista de las 500 empresas más importantes de EE.UU. compilada por la revista Fortune.

Los problemas de la compañía, con sede en Houston, Texas, comenzaron hace seis semanas cuando un grupo de analistas cuestionó varias cifras misteriosas en su estado de cuentas, lo que condujo a que el guardián financiero de EE.UU. comenzara una investigación.

Enron admitió después que las ganancias de 1997 a 2001 eran US$600 millones menos de lo que habían informado.

La caída inmediata del precio de sus acciones permitió a Dynegy, una empresa históricamente menor, hacer una oferta pública de adquisición, que luego abandonó.

Dynegy parecía estar especialmente interesada en el sistema comercial en línea de Enron, que reportaba hasta el 90% de las ganancias de la empresa.

Para advertir la magnitud de la quiebra de la Enron Corp Vale la pena consignar algunos datos económicos, políticos e históricos. En el 2000, la megaempresa obtuvo un total de 101.000 millones de dólares, un aumento de 151 por ciento con respecto a los 40.100 millones de 1999.

La compañía logró en el mercado del gas natural con 50.000 millones de dólares de ingresos, mucho más de lo que sacó en todos sus negocios en 1999, y se añadió otros 33.800 de dólares en el mercado de la electricidad, más que su ingreso total de 31.300 millones en 1998. La firma se sumó otros 9.200 millones de dólares provenientes de sus nacientes negocios en metales en 2000. A esa altura, sus directivos, que ya venían evadiendo impuestos por sumas muy importantes, vaciaron las arcas de la empresa y se presentaron en quiebra dejando un tendal de empleados desocupados y de accionistas traicionados en sus intereses.


CONCLUSION.


Uno no puede considerar la compra de un instrumento financiero (bono o acción) al menos que uno cuente con la información suficiente para poder evaluar sus beneficios y riesgos potenciales.
Por ese motivo, las empresas deben publicar regularmente informes sobre su situación financiera y operativa - ya sea por cuenta propia o por ley - que permita a los inversionistas evaluar su situación actual y potencial futuro.

Pero tan importante como la cantidad de la información es la calidad de la misma. Para asegurar la veracidad de la información financiera y contable, en todo el mundo se requiere que las cuentas de las empresas sean auditadas por un tercero y las leyes contemplan sanciones por presentar información engañosa o falsa.

Asimismo, es importante que los intermediarios financieros que colocan los instrumentos financieros entre el público inversionista representen de forma imparcial la situación de la empresa y que las agencias calificadoras, que miden el riesgo de la deuda de una empresa, adviertan a tiempo sobre problemas potenciales.

Cuando hay una separación entre quienes son los propietarios de un negocio y quienes lo administran de forma delegada - el caso de la gran mayoría de las empresas que cotizan en bolsa - existe el potencial de un conflicto. Esto debido a que los directivos del negocio siempre tendrán la tentación de actuar en beneficio propio en lugar de velar por los intereses de los accionistas.
Para solucionar este problema, el consejo de administración de la empresa debe vigilar al equipo administrativo, crear mecanismos de control y velar por el buen funcionamiento del negocio. En ese sentido, es importante que sus integrantes sean, en su mayoría, personas ajenas a la empresa y a su personal, con gran capacidad y experiencia.

En cuanto al principio de información, es claro que la empresa buscó engañar a los inversionistas creando empresas satélites, con la participación de inversionistas externos, a las cuales transfería deudas para dar la ilusión de que tenía niveles de apalancamiento razonables, cuando no era el caso. Asimismo, usó a esos vehículos para esconder las pérdidas generadas al incursionar en negocios nuevos.

No es la primera vez que eso sucede en los anales de la infamia corporativa. Pero lo que sí llama la atención es que éstas prácticas fueron solapadas y encubiertas por Arthur Andersen, la empresa externa que auditaba los libros de Enron.

A cualquier persona que invierte en instrumentos financieros - desde el más sofisticado especulador hasta el ahorrador que tiene 20,000 pesos en una sociedad de inversión - le debe preocupar la facilidad con la cual fallaron los arreglos e instituciones que sirven para evitar esta clase de abusos fallaron de forma absoluta.

Va sin decir que si bien estos sucesos se presentaron en Estados Unidos, algo similar puede suceder en cualquier país.

Pero incluso aquellas sobre las cuales no existen siquiera rumores pero que manejan negocios complejos y cuentas financieras complejas están siendo afectadas, como los grandes grupos financieros y conglomerados (un ejemplo es General Electric).